sábado, 2 de noviembre de 2019

Actividad del tutor ideal

Desafortunadamente no tengo una fotografía de nuestro tutor ideal. Sin embargo recuerdo que prácticamente todos los grupos pudimos entresacar las mismas características de nuestro tutor. A modo de pequeña reflexión, me parece que todos establecemos esas características desde nuestra posición como futuros educadores. Queremos que esas sean nuestras cualidades algún día. 

Todos hemos tenido profesores terribles y hemos criticado lo mal que hacían esto o aquello. Con algo de perspectiva es más fácil ver como muchas de esas conductas erróneas tenían un motivo detrás, aunque no lograra adquirir los resultados que el profesor esperara, o por lo menos creyera que iba a tener. Yo pensaba que todos los profesores intentaban más o menos lo mismo todos los años. 
También había profesores malos de remate, y será fácil superar el listón que dejen, desde luego, no trato de romper una lanza por los profesores malos a propósito, sino de aquello sin talento natural para la docencia.

Personalmente me da bastante respeto la acción docente. No por tener un público muy hormonado, por el alto índice de depresiones o porque, según nos dicen en alguna asignatura, me vayan a pegar los alumnos algún día. Me da reparo porque quiero ser como los profesores que me gustaban y me motivaban y no veo que eso sea algo fácil. Desde luego no viene solo, tienes que tener experiencia, algo de destreza e interés; pero sí tiene un componente de talento que quizá yo no tenga. Siempre he oído que los mejores profesores siempre dudan un poco de si lo estarán haciendo lo mejor posible, entonces creo que tener esta duda no es algo malo, desde luego. 

Por otra parte, dentro de mi especialidad voy a impartir materias de las que tengo escasa noción ahora mismo. Por tanto, hay que saber de lo que hablas. Yo tuve un profesor de geografía que situaba Yakarta en Japón, como su capital nada menos. Así que tienes que saber de lo tuyo para dar bien clase. Eso no me preocupa tanto porque, otra cosa no, pero hasta ahora, si hemos llegado a un máster, es porque estudiar podemos. 

Algo que me llama la atención de algunos de los profesores malos que he tenido es que eran muy graciosetes. Soltaban muchos chistes y se entretenían mucho en clase. Nunca da tiempo a impartir todo el temario, pero lo de estos era deliberado. Yo pensaba, mejor formar y caer mal, que caer bien y luego no aprendan nada, ¿no?. Aunque este es un caso muy puntual, porque el sentido de humor y la cercanía apropiada con los alumnos es un arma a favor de una mejor dinámica en el aula desde luego. Esos casos no la llevaban bien, y esto forma parte del temor que describía antes. Espero saber manejar recursos como los que descrbimos en el cartel del tutor para saber dar clase.

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